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Todo lo que debes saber sobre las hipotecas para segundas residencias

Publicado por Michel B. en 24/08/2019
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Lo tienes claro. Has encontrado la casa de tus sueños y no la quieres dejar escapar. Es la oportunidad perfecta. Para poder disfrutarla durante las vacaciones, los fines de semana o un puente. Ideal para desconectar unos días en soledad o con la familia. O para hacer una escapada con tus amigos un fin de semana.

Pero, claro, cuesta dinero y no siempre se dispone de los ahorros suficientes para hacer frente a este gasto. Es el momento en el que tienes que recurrir a la financiación.

Cuando se pide una hipoteca para una segunda residencia el procedimiento de solicitud y aprobación son iguales que para una primera vivienda. En cambio, las condiciones y los requisitos que exige la entidad no coinciden. En este sentido son más estrictas.

Conseguir una segunda hipoteca es algo más complicado que pedirla para una primera vivienda. Uno de los motivos es que el banco entiende que el riesgo de impago es mayor. Ante un momento de apuro económico, la prioridad de pago siempre será la vivienda habitual. Otro es que, en muchas ocasiones, la localización de estas viviendas dificulta la compraventa.

Menor financiación

Si para una primera hipoteca la financiación que concede el banco suele alcanzar el 80 % del valor de tasación de la vivienda, en el caso de la segunda hipoteca el porcentaje de financiación máximo es menor. El banco prestará entre el 60 % y el 75 % del valor de tasación. Así, necesitaremos un volumen mayor de ahorros para hacer frente a la compra.

Ingresos más elevados

A parte de tener más ahorros, para optar a la concesión de una segunda hipoteca lo más habitual es que el banco pida a los titulares unos ingresos más elevados. Y, además, tener un puesto de trabajo estable y cierto tiempo de antigüedad.

Lo ideal es tener acabada de pagar la primera hipoteca o que queden pocas cuotas para finalizar la amortización. También es importante que el nivel de endeudamiento sea el mínimo posible, de no ser así, la entidad puede considerar que nuestro perfil es de riesgo, y no concedernos la financiación.

Se reducen los plazos

Otro punto a tener en cuenta es el plazo de amortización. Así como para las primeras hipotecas son de hasta 30 años, y en ocasiones de hasta 40 años, en las segundas hipotecas suelen ser más reducidos. Apenas alcanzan los 20 o 25 años como máximo. 

Sube el interés

Algunas entidades pueden aplicar un tipo de interés más alto, ya sean a tipo fijo, variable o mixtas para este tipo de hipotecas. También pueden solicitar algún tipo de vinculación más. Con todo, las más comunes son parecidas con las de las primeras vivienda: la domiciliación de la nómina, la contratación de seguros de hogar y de vida…

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